Un instante de tu día siempre puede ser enriquecido con una buena lectura espiritual, date ese regalo cotidiano para que tu mente y tu corazón se llenen de un mensaje de fe y de esperanza.
Paz y bien! Una de las señales de que realmente somos discípulos de Jesús es la vivencia del amor al prójimo. De hecho, la propia Palabra dirá que no podemos amar al Señor y desentendernos del prójimo. Escuchemos lo que nos manda Jesús: "amarnos los unos a los otros" y realicémoslo con alegría, sencillez y entrega generosa.
Paz y bien! El amor de Jesús está presente siempre... es una llama que sentimos en el interior de nuestro corazón. Pero ¡qué importante es que cada día reavivemos la llama de su Espíritu que vive en nosotros! Hagámoslo con una oración sencilla, con el silencio contemplativo, con la lectura y meditación de la Palabra. Hoy podemos sentirlo más presente si nos conectamos con esa llama de amor. Permanezcamos en él.
Muchas veces pedimos que la vida en el Espíritu florezca y dé frutos concretos en nosotros. Eso es imposible sin experimentar las "podas" que la vida misma trae. Ante las pruebas, ante el dolor o la pérdida, permanezcamos en la fe y ciertamente, los frutos del Espíritu vendrán en abundancia.
La paz verdadera no se da por ausencia de conflictos. Al contrario, la paz que Jesús trae a sus discípulos -aquella que sí es verdadera- es aquella que surge desde una vivencia concreta del amor a Dios y al prójimo. Seamos pues, canales de esa paz que viene de lo alto. A eso estamos llamados!
Una de las señales más grande de un verdadero amor es la fidelidad. De hecho hoy Jesús nos dice que si realmente lo amamos, seremos fieles y meticulosos; nos esforzaremos para poder obrar según su voluntad. Abramos nuestro corazón al amor de Dios y dejemos que él nos ayude a permanecer fieles.
Cuando el Señor nos envía a una misión, nos confirma que estamos en el camino cierto con prodigios a veces simples y a veces mayores. Reconozcamos la gran fuerza de caminar con Jesús, en su nombre confiemos y su Espíritu hará maravillas.
En el nombre de Jesús confiamos y hoy recibimos un hermoso mensaje que nos confirma que aquello que le pedimos de corazón -y que nos conviene- él lo providencia en el momento y tiempo perfecto. Elevemos los ojos confiados al cielo y abramos nuestro corazón al Señor expresando aquello que necesitamos.
En medio de tantas propuestas que nos ofrecen como camino de realización, a veces nos perdemos. La Sagrada Escritura nos recuerda hoy que solo Jesús es la fuente de la que mana el sentido verdadero de vida. Hoy la Palabra nos recuerda que es él, el camino, la verdad y la vida. Acudamos pues a él y no perdamos tiempo en otros caminos!
Los que acudimos a la Iglesia o participamos de algún grupo, a veces, pensamos que ya sabemos todo. En la lectura de hoy vemos que aún aquellos que convivieron con Jesús durante su vida terrena -su entorno más cercano- en ocasiones quedaban perplejos y no comprendían. Tengamos la mente y el corazón abiertos pues la propuesta del Señor cada día se renueva. Busquemos profundizar en el conocimiento de su voluntad.
Jesús, expuesto en cruz, es el signo de mayor amor que podemos recibir. Es el camino que nos lleva a la vida eterna pues con la sangre y el agua que brotaron del Señor, se nos abrió la posibilidad de regresar la vida de plena comunión con el Padre. Contemplemos hoy la cruz y en ella, renovemos nuestro sí a la vida de Hijos de la Luz.
En la vida pasamos por diferentes momentos, de hecho, el exitir lleva consigo sus altibajos, pero hoy la Palabra nos recuerda que estamos sostenidos. Aunque por momentos nos sintamos a la deriva, hay Alguien que nos sostiene y nos ayuda a levantarnos: JESÚS. Agarrémonos fuertemente de sus manos! Bendiciones!
Jesús, nuestro buen Pastor no solo dio sino que sigue dando su vida por cada uno de nosotros. Todos los día se ofrece en la Eucaristía como pan del cielo para ofrecernos vida, fortaleza y sanidad integral. Acudamos hoy a él, dejemos que su amor nos sane, nos transforme en fuentes de bondad y paz.
En el camino de la vida, nos encontramos con dificultades, con problemas o situaciones complejas. Ante ellas, como nos lo enseña Jesús, debemos pedir discernimiento y sabiduría para obrar según la voluntad de Dios. No nos detengamos, avancemos siempre pues el Señor está con nosotros. Bendecida jornada!
La gloria está destinada solo a Dios. A él le debemos toda honra y loor. Esa misma gloria que tienen el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Oremos hoy glorificando el nombre sobre todo nombre: JESÚS. Este nombre poderoso que nos trae paz y toda gracia. Feliz jornada!
Para ser de verdad considerados como discípulos de Jesús hay un criterio: la vivencia de su Palabra. En ella encontramos sanación, liberación, fortaleza para dar testimonio y sabiduría para responder a los desafíos cotidianos. Comprometámonos a leer y orar con la Palabra, ella es vida para nosotros. Bendecida jornada!
El camino hacia la salvación es el aceptar a Jesús como nuestro salvador, pues en él vencemos a todos los males, incluido la muerte. En esta jornada, reafirmemos nuestra fe en el Señor, coloquémoslo en el primer lugar y dejemos que nuestra fe se traduzca en obras concretas de amor y servicio. Bendiciones!
Paz y bien! En un mundo cada vez más acelerado, tantas veces actuamos por presión y terminamos equivocándonos. Hoy Jesús nos muestra lo importante de tomarse un tiempo para reflexionar y luego responder a las situaciones complicadas. Como nuestro Maestro, practiquemos la meditación, busquemos espacios de silencio y recogimiento antes de decidir algo importante o actuar. Bendiciones!
En su vida terrena, Jesús obró muchos prodigios: sanaciones, liberaciones, multiplicación de panes, caminó sobre las aguas y tantos más.
La Palabra de Dios nos trae una sentencia contundente para el día de hoy.
“Cuando Josése despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado y tomo consigo asu esposa” Mt. 1,24En la SagradaEscritura, poco se menciona a San José. Pero él, así como María, tuvo la granmisión de acoger, proteger y educar al Niño-Dios. En medio de la crisis porabandonar todos sus proyectos, el propio Dios le envía un ángel, que loinstruye. Él, con su sí generoso, al despertarse obra según la voluntad divina.Y, desde ahí, no hubo marcha atrás. Asumió con todo el cuidado de María yJesús, siendo un padre ejemplar, un compañero, un protector. Como san José,también demos ese sí y enfrentemos con valentía los obstáculos que se nospresentan, sabiendo que no estamos solos pues Dios camina a nuestro lado, nossostiene y ampara. Que nuestro corazón sea tierra fértil para la voluntad delPadre y san José interceda por cada uno de nosotros. Paz y bien.