Todos nosotros estamos invitados a identificarnos con Cristo: teniendo su mirada hacia
los demás, sus palabras, sus gestos, su atención. El ideal para todos los cristianos es
poder decir, como san Pablo: “Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí”. Los
santos son ejemplos de personas que consiguieron vivir esta identificación de modo muy
alto. San Pío de Pietrelcina, el santo capuchino cuyo día hoy celebramos, la vivió de
modo tan fuerte que, hasta en sus manos, pies y costado, tuvo los estigmas de Cristo.
Que su ejemplo tan impresionante nos ayude a buscar hacer lo mismo.
¡Paz y Bien!