Muchos desearon ver a Jesús. Algunos, por mera curiosidad como Herodes; otros, por
interés en conseguir algo: comida, milagros, escuchar lindas palabras o tranquilizar su
conciencia. También hubo algunos que querían verlo porque estaban buscando a Dios.
En nuestros días, también sucede lo mismo. Descontando los curiosos y los interesados
en algún beneficio, no son muchos los que buscan al Señor queriendo encontrar el
verdadero sentido de la vida y estando dispuestos a entrar en un auténtico proceso de
conversión. No nos olvidemos, Jesús no es un actor famoso ni un supermercado, sino
una propuesta de vida.
¡Paz y Bien!