Qué triste escuchar este texto y descubrir que hay personas que van al encuentro de Jesús no para abrirse a su gracia y dejarse transformar, sino para echarlo, para manifestar que no lo quieren, para exigir que él no intervenga en su vida. Hoy en día, la fuerza del mal continúa actuando en nuestra sociedad; no todos quieren la presencia de Dios. Hay muchos que cierran sus puertas a la luz, pues prefieren la oscuridad, el pecado, los vicios y la muerte. Dios quiera que esto nunca pase en mi vida: que yo nunca eche a Jesús.Paz y bien.