El encuentro de Jesús con esta mujer extranjera está lleno de significado. Ella nos enseña a perseverar con fe en la súplica, aun cuando parezca que Dios no nos quiere escuchar. Su humildad e insistencia cambian la intención de Jesús, que al final realiza el milagro deseado. Ciertamente ya escuchamos el dicho popular: “quien se picha pierde” y este relato nos lo confirma: si ella se hubiera pichado con la respuesta de Jesús, no hubiera conseguido el milagro que tanto deseaba. Todos, extranjeros o pecadores, podremos recibir los beneficios de Dios toda vez que, movidos por la fe, seamos humildes y perseverantes. Paz y bien.