“No den lo que es santo a los perros, ni echen sus perlas a los cerdos, pues podrían pisotearlas y después se volverían contra ustedes para destrozarlos” Mt. 7,6 En medio de la vida cotidiana, cuando asumimos la misión de llevar la Palabra a nuestro entorno, muchas veces nos desgastamos en el intento de hacer comprender a los demás el inmenso amor y la salvación que nos viene de Jesús. El texto que hoy meditamos nos invita al discernimiento. No podemos “perder el tiempo” aferrándonos a lugares y personas que se cierran completamente. Anunciemos a tiempo y destiempo, pero sin aferrarnos a un solo lugar. Sembremos siempre confiando en la gracia… y en el tiempo oportuno, de acuerdo al tipo de tierra que tienen nuestros interlocutores, la semilla germinará y dará sus frutos. Paz y bien.