“Jesús salió a su encuentro y les saludó, diciendo ¡Alégrense!”. Mt 28, 9 La tristeza es señal de insatisfacción, de dolor, de nostalgia, de duelo, de frustración… Aquellas mujeres que antes estaban llorando, tan tristes por la muerte de Jesús, después del encuentro con el ángel, se alegraron, pues llevaban la buena noticia de su resurrección. Además, el encuentro personal con el resucitado llevó a la plenitud la alegría que sentían. Ahora ya no era solo una noticia, sino que ellas le estaban viendo, escuchando y tocando. Y de la boca de Jesús justamente escuchan esto: “¡Alégrense!”. Hoy el Señor sale a nuestro encuentro para transformar nuestras tristezas en alegría. Ojalá nos encuentre. Ojalá lo escuchemos. Paz y bien.