“Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio poder sobre los espíritus impuros para expulsarlos y para curar toda clase de enfermedades y dolencias”. Mt 10, 1” Jesús, el enviado del Padre, a su vez nos envía en misión. Cuando pensamos en vocación misionera, tantas veces tendemos a creer que se trata de religiosos, religiosas o sacerdotes, pero en realidad al aceptar al Señor, aceptamos el desafío de ser presencia suya con nuestro testimonio. Y no solo eso, hoy el evangelio nos dice claramente que él nos da la capacidad de expulsar los males, curar dolencias y enfermedades. En la medida en que nuestro vínculo es más cercano a Dios, somos mayor fuente/canal de gracia para nuestro entorno. Renovemos nuestro compromiso misionero hoy. Seamos instrumentos eficaces del reino. Paz y bien.