Hoy encontramos una frase que aporta sabiduría para la vida cotidiana. Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, nos invita a colocar cada cosa en su lugar. No podemos, por ejemplo, siendo cristianos, poner en primer lugar los asuntos terrenales, una vida afanada en placeres o una búsqueda desenfrenada por adquirir riquezas. En ese caso, estaremos dando al mundo aquello que solo a Dios pertenece, es decir, el primer lugar en nuestra mente, corazón, fuerza e inteligencia. Recordemos hoy lo importante de centrar nuestra vida en el Señor y a partir de ahí, construyamos la escala de prioridades. Que nuestra fe y amor a Dios sean los que norteen nuestra vida. Paz y bien.