En toda su vida Jesús dejó muy claro su amor preferencial por los pobres. Ciertamente no porque los pobres sean de por sí mejores que los demás o más santos, sino porque en ellos se multiplican los sufrimientos y la vida está más amenazada. Así como un padre que tiene muchos hijos los ama a todos, pero atenderá mucho más a aquel que está enfermo o sufriendo por algún motivo o metido en vicios; así también Dios con nosotros. Él nos ama a todos, pero tiene una preocupación especial por aquellos que más sufren. Nadie está excluido, pero los que más necesitan encuentran en Él mayor misericordia. Paz y bien.