“Entonces le preguntó: ¿qué mandamiento es el primero de todos?” Mc. 12,28 Una de las cosas que dejó muy clara Jesús, no solo con palabras sino con sus acciones es que, por encima de todo, está el amor. Primero el amor que le debemos al propio Señor digamos un amor vertical pero que también se debe expresar de forma horizontal, en una entrega y servicio a los hermanos. Quien tiene un amor verdadero a nuestro papá Dios, no puede desentenderse del compromiso de construir el reino en la convivencia con quienes caminan a su lado. Y es que el amor tiene dos sentidos: una de llegada a nosotros y otra de salida hacia los otros. Meditemos hoy en cuánto ponemos en práctica y en cuánto compartimos todo lo que recibimos del cielo. Dejémonos ser canales de bendición para quienes nos rodean; seamos expresión del amor encarnado de Jesús. Paz y bien.
