“Ellos, por su parte, salieron a predicar en todos los lugares. El Señor actuaba con ellos y confirmaba el mensaje con los milagros que los acompañaban” Mc 16,20 Cuando nos envía a una misión, debemos estar siempre seguros que no caminamos solos. Obviamente, enfrentaremos dificultades en el camino. Pensemos en toda la historia de Salvación. A ninguno de los elegidos como profetas o enviados de Dios, el camino les fue sencillo. Por el contrario, asumir la misión los desafió a incluso enfrentarse a sí mismos, a sus miedos y limitaciones. Y como sucedió en el pasado, también hoy, cuando Dios nos envía a un lugar, nos acompaña y confirma en la misión realizando prodigios, unas veces grandes y otras, en lo simple y cotidiano del día a día. Prediquemos, asumamos lo que el Señor nos pide. Venzamos las barreras del miedo y lancémonos confiados en Aquel que nos sostiene con amor. Paz y bien.
