“El reino de los cielos se parece a un hombre que descubrió un tesoro escondido en un campo, lo volvió a esconder, y lleno de alegría vendió todo lo que tenía para comprar aquel campo”. Mt 13, 44 Esta parábola nos da una idea muy precisa: nadie viene a ser cristiano para perder. Quien vio el tesoro tiene la certeza de que vale la pena venderlo todo y lo hace con alegría porque sabe que no está perdiendo al comprar aquel terreno. Para los otros parece ser una locura, una actitud absurda. Sin embargo, los que dejan algo por Cristo saben que ganan mucho más. Y esto no es solo una promesa, sino una experiencia concreta que se vive día a día. Paz y bien.