“El que quiera salvar su vida la perderá y el que pierda su vida por mí la salvará”. Lc 9, 24 Todos queremos salvar nuestra vida. Hay un instinto de conservación que habla fuerte en cada uno de nosotros. Pero hay dos modos de hacerlo: uno en clave egoísta y otro en clave de donación. Instintivamente tendemos al egoísmo, pensamos solo en nosotros, queremos satisfacer todos nuestros deseos y estar cómodos. El problema es que el egoísmo nos destruye. El otro camino es entender la importancia del servicio, del esfuerzo y también de las renuncias. Al principio, parece ser difícil e incómodo, pero es este el modo de hacer crecer la vida en nosotros. Paz y bien.