La fe cristiana tiene una dimensión comunitaria esencial. La reunión de los que creen en Cristo es algo fundamental en nuestra fe. La propia palabra Iglesia quiere decir asamblea reunida. Querer reducir el cristianismo al solo ámbito personal o privado, a una relación intimista con Dios, es desfigurarlo. Por eso, no podemos renunciar a la asamblea litúrgica, que es una de las presencias de Cristo en la historia, pues, cuando nos reunimos en su nombre, él está presente. De hecho, la oración de la comunidad reunida tiene una especial eficacia, pues es oración del propio Cristo, que sube al cielo. Paz y bien.