«Tomás le respondió: “Señor mío y Dios mío”». Jn 20, 28 La fiesta de santo Tomás, que hoy celebramos, nos invita a verificar nuestra fe. Todos podemos tener dudas, pero Dios espera que nosotros no estemos encerrados en ella. No es un problema dudar. El problema es decidir no querer creer. Hay personas que no quieren creer para no tener que cambiar de vida. No es que ellas duden de la existencia de Dios, sino que quieren que Él no exista. No quieren reconocerlo. Con estos no hay nada que hacer. Sin embargo, al que duda, pero quiere encontrarse con Dios, ciertamente Dios se le mostrará y este dirá como Tomás: “Señor mío y Dios mío”. Paz y bien.