“Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón”. Lc 2, 51” María, nuestra Madre espiritual es el modelo perfecto de respuesta al Padre. Ella, desde su sí, tuvo que pasar por innumerables situaciones muy complejas y difíciles. Aún así, ante las adversidades -incluso la mayor, de ver la entrega de su Hijo en la cruz- ella no vaciló. Siguió esperando en Aquel que un día la hizo Madre del Salvador. María, la mujer del Inmaculado corazón, aunque no entendía muchas cosas, amaba intensamente, esperaba en el Señor y seguía firme en su fe. Como Ella, digamos que sí a Dios… y, aún sin entender muchas cosas, tomemos a la Palabra como cimiento, guardémosla en el corazón y confiemos en la gracia que, en el tiempo oportuno, nos llega desde el cielo. Paz y bien.