“Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen”. Mt 5,46 Jesús es nuestro gran maestro, en él descubrimos el rostro amoroso de Dios, quien siempre nos está llamando a asemejarnos a él. Hoy la Palabra nos desafía a un amor que no solo se limite a las personas que nos caen bien, que son simpáticas o nos ayudan. El amor genuino, aquel que viene de Dios no se circunscribe a unos cuantos, por el contrario, está abierto a todos y de manera incondicional. Pensemos hoy en cuánto estamos caminando en este camino del amor, busquemos abrir nuestro corazón a aquellas personas que aún están excluidas de él. Que la gracia del Espíritu Santo que habita en nuestro interior nos purifique, derribe las murallas que separan y excluyen. Paz y bien.
