La figura de Pedro es muy interesante: en él vemos de cuántas cosas somos capaces. Fue él quien primero profesó la fe en la mesianidad de Jesús, lo que le mereció ser la primera piedra de la Iglesia. Pero también él, en su espontaneidad, quiso desviar el camino de Jesús evitando que llegue a la cruz, siendo por eso duramente censurado por el Señor, quien lo llamó Satanás. Todos tenemos momentos de luz y de tinieblas. Todos acertamos y también todos tropezamos. Lo importante es estar buscando constantemente hacer el bien y, si en esto nos equivocamos, sin dudas el Señor nos guiará. Paz y bien.