Jesús es el camino, la verdad y la vida para cada uno de nosotros. Sobre todo, en este camino de la vida, él es para nosotros -con la fuerza de su Espíritu Santo- luz que nos ayuda a discernir, a decidir y a actuar de acuerdo a la voluntad del Padre. De hecho, en él, también nosotros estamos llamados a ser luz para el mundo. No nos ocultemos pensando que la fe se remite sólo a un ámbito religioso o las horas en rezamos juntos como comunidad o de manera íntima en nuestras casas. El evangelio nos recuerda que nuestra existencia debe iluminar nuestro entorno. ¡Brillemos, pues esa es nuestra misión! Paz y bien.