11/2/2024

«Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: “Si quieres, tú puedes limpiarme”». Mc 1, 40

«Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: “Si quieres, tú puedes limpiarme”». Mc 1, 40 Los leprosos en la época de Jesús tenían prohibido acercarse a las demás personas. Debían mantener siempre una distancia considerable para evitar el contagio. Que este leproso se acerque es ya una señal de su fe. Él sentía que su lepra no podía contagiar a Jesús, el mesías, por eso desobedece la norma. También asume una posición de profunda súplica, se arrodilla delante de él y profesa su fe: “Si quieres, tú puedes limpiarme”. Reconoce el poder de Dios, pero respeta su libertad. “Si quieres, tú puedes…”. Dame, Señor, una fe tan grande como la de ese leproso. Paz y bien.

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