16/3/2024

“Jamás hombre alguno habló como habla este hombre”. Jn 7, 46

“Jamás hombre alguno habló como habla este hombre”. Jn 7, 46 Muchos se resistían a escuchar a Jesús porque estaban completamente cerrados. No les importaba el contenido de su predicación ni los milagros ni los testimonios. Tenían el corazón blindado, inaccesible. A veces también nosotros estamos así en relación a Dios: decidimos no creer; no queremos ni mirar ni escuchar. Nos hacemos ciegos, sordos y mudos. Estando así, ni Dios consigue maravillarnos. Aunque sucedan milagros delante de nosotros, no los veremos porque estamos decididos a no ver. El peor ciego es aquel que no quiere ver. Dejémonos sorprender y fascinar por Dios; veremos lo que nadie jamás podrá hacer con nosotros. Paz y bien.

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